Las relaciones se construyen a partir de pequeños gestos. Esto es lo que nos ha pasado con la Cámara Francesa de Barcelona. Una relación que se ha ido construyendo gracias a pequeños detalles y a grandes profesionales.
El primer contacto con la Cámara Francesa lo tuvimos hace unos años, cuando fuimos finalistas en el primer Prix Entrepreneur Tech barcelona. Allí fue cuando conocimos a Carlos Gonzalo, Philippe Saman, Antoni Bover o Juan Alvarez De Lara Cabrera que hizo de maestro de ceremonias.
A raíz de la participación en el evento, optamos a ser miembros de la Cámara Francesa y aceptamos, sin esperar mucho a cambio, pero aquí es cuando tuvimos la grata sorpresa al descubrir que el equipo de la Cámara, con Carlos Gonzalo a la cabeza busca la complicidad y la implicación de los socios (más de 450). Es una cámara que trabaja para los asociados, los conoce y busca que haya sinergias, colaboraciones y oportunidades de negocio. Lo que debería ser un objetivo natural de una cámara :D.
El periodo de membresía acabó pero Carlos siguió contando con nosotros. La relación seguía con pequeños detalles: un tweet apoyando un proyecto de Snackson, un comentario en Linkedin, un mail avisando de eventos o de oportunidades…
Hace unos meses volvimos a coincidir. Nos habían invitado a presentar Snackson dentro de un foro de debate y mejora de responsables de RRHH, y así lo hicimos. Encantados y sintiéndonos casi en familia. Al finalizar el evento me quedé a charlar con Carlos y me comentó que la Cámara francesa valoraba mucho lo que podíamos aportar las empresas pequeñas como la nuestra y que le gustaría que fueramos miembros de la Cámara. Y accedimos. Porque los pequeños detalles importan.
Y por este motivo, somos socios orgullosos de la Cámara de Comercio Francesa de Barcelona. Por muchos años.
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